NOCHE DE SILENCIO EN CACERES MONUMENTAL

La impresionante Ciudad Medieval de Cáceres, Patrimonio de la Humanidad, Tercer Conjunto Monumental de Europa, siempre acompaña en la peregrinación del caminante, y sin embargo periodista y escritor, mientras trasiega, sueña, pasea, reflexiona en el alma, disecciona la historia, mágica y misteriosa, mientras trata de ayudar, con sus brazos, como un costalero más, a los cielos de la eternidad. Tal es y resulta su infinita hermosura que nunca, jamás, nos cansaremos de admirar. Aunque sea en el idilio de los sueños.

 

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Torres, iglesias, palacios, casonas nobiliarias, ermitas, fortalezas, plazoletas, callejuelas, se dan cita en el Casco Histórico-Monumental de Cáceres.

Y es que Cáceres es, sencillamente, una canción en piedra que han admirado, elogiado, piropeado y ensalzado los mejores escritores, los mejores poetas. Y siempre, siempre, siempre, todos los visitantes, que se han ido rindiendo a sus pies en medio de una oleada de admiraciones.

Acaso porque en Cáceres, cuentan algunos, se hizo posible el milagro de saber revitalizar el Casco Histórico-Monumental, a través de un cuidado y esmero, de una pasión y de un mimo que todos saben apreciar en su justa medida por los tiempos de los tiempos y en el transcurso de un camino que se llama, sencillamente, siempre.

Un día, no hace mucho, en medio de un prisma de recuerdos, compuse este Poema titulado NOCHE DE SILENCIO EN CACERES MONUMENTAL.

A todos los cacereños que aman nuestra Ciudad.

 

Me apasiona el silencio profundo de la noche cacereña,
como siempre, inmenso e impregnado de toda su belleza…
Esté la noche del alma de la Ciudad Histórico-Monumental,
inmersa en su más expresiva calma y sugerente serena,
esté en noche de vibrante y apasionante tormenta,
en medio de brumas y de las más espesas nieblas
o bajo la luz hechizante y clara de una luna plena,
o adornándose el cielo con una gran fantasía de estrellas.
Siempre Cáceres, siempre, de luz eternamente llena.

Y pasear despacio, en sosiego, por sus plazoletas y callejuelas,
por los rincones medievales de la ciudad y, despacio, pensar
en tantas secuencias de la historia y en tantas epopeyas
como glorias pasadas del silencio que la historia esmera.

Pasear cadenciosamente entre sus muros, de forma lenta
y reflexiva entre las alegrías y de la vida las penas,
oyendo el ritmo de los pasos que sobre el suelo suenan,
camino de cualquier parte que de la Ciudad Antigua se sueña,
con todo el trajín de nuestra vida siempre a cuestas
y pisando en ese suelo histórico con luz y con cadencias,
mientras las páginas de Cáceres van pasando entre señeras
inquietudes para revivir tantos tiempos de luchas y contiendas.

Y envolverme , paso a paso, sin estridencias, en el Arco de la Estrella,
vibrar con la grandeza de la Plaza de Santa María siempre esbelta,
y adentrarme por los Golfines de Abajo para ascender por la Cuesta
de la Compañía dejando atrás la Preciosa Sangre y la Casa de los Becerra,
y allí, más abajo, el barrio ancestral y profundo de la judería vieja.

Llegarme hasta la Plaza de San Mateo, con el Palacio de las Veletas,
el Convento de San Pablo, ay, y la augusta Torre de las Cigüeñas,
y sorprenderme, como siempre, con el hechizo de la Casa Múdéjar,
junto a un puñado de casonas, de palacios, de ermitas, de fortalezas
y de iglesias que el Casco Histórico-Monumental de hermosura llenan,
como un sublime esplendor, en busca de eternidades inmensas,
mientras Cáceres sueña con una historia que parece de leyenda.

Calle Ancha, Plaza de Santa Clara, los adarves, llanos y cuestas,
que se retuercen en el pletórico Casco Histórico-Monumental,
preñado de heroicidades, de gestos, de batallas, de peleas,
preñado al tiempo, de sueños, de esperanzas, de gestas,
que llevaron a Cáceres del alma a la gloria sublime y suprema
de una Ciudad de esplendor, de misterio, de profunda belleza.
Y que mira a los cielos de la esperanza, de la redención eterna,
para configurar, siempre, en su exaltación a sus mágicas piedras,
un montón de versos y el más precioso y gigantesco poema
de la historia de Cáceres… Y que merece, siempre, la pena.

Dejar pasar el tiempo, suavemente, sin prisas, a cámara lenta,
armonizar el sueño del alma con la poesía de su figura enhiesta,
escuchar la dulzura de la música que a todos siempre nos llega,
o recitar los versos que a Cáceres a lo más alto en volandas elevan.

Noche de silencio y de pasión, que en Cáceres siempre es eterna,
noche de magia, de arrebato, de encanto, de luz, de amor a ciegas,
noche de resplandor que luce en sus figuras esmaltadas en poesía,
noche de silencio que envuelven las miradas entre luces y sutilezas,
mientras su mágica hermosura de pasión en el alma se nos adentra.

¡Cómo te siento en mis adentros, noche arrebatadora y cacereña…!
¡Cómo galopa con esplendor, Cáceres, tu sangre por mis venas…!
¡Cómo escucho mis pasos de amor en la reflexión de mi memoria…!
¡Cómo brilla el paseo por tu recinto entre oraciones de leyendas…!
¡Cómo se alza al cielo de siempre la secuencia eternamente pétrea…!
¡Qué Ciudad, nacida para el encanto y sus más dulces secuencias…!

NOTA: La fotografía está captada del periódico ABC

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NOCHE DE SILENCIO EN CÁCERES MONUMENTAL by JUAN DE LA CRUZ GUTIÉRREZ GÓMEZ is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial 4.0 Internacional License.

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